Uno de los componentes en la problemática relacionada con la inseguridad, tiene que ver con un sistema político global, distorsionado en su andamiaje de control, regulación, y armado de las normas que sirvan de canon a los procedimientos generales que correspondan al ordenamiento de una sociedad.
Esta distorsión principal existente, tiene que ver con el manejo equivocado del concepto de autoridad. Hay una tendencia global a establecer la autoridad en un esquema de sentido vertical, y de arriba hacia abajo, cuando en realidad, debería haber un entrelazado mixto.
Es, esta forma vertical y de sentido descendente, la que desde su raíz, favorece la corrupción y por ende la inseguridad.
Lamentablemente el humano en general no está preparado para un ejercicio de conciencia que lo lleve a actuar por sí mismo en conducta íntegra, honesta y solidaria; que es a lo que debería apuntar la educación desde el hogar, desde las instituciones y desde el estado en su conjunto. Por lo tanto, la libertad desde, (considerado en extremo), una utópica anarquía sería imposible. Mas bien será necesaria una libertad pautada desde las normas establecidas, y los controles idóneos pertinentes.
Para controlar la corrupción, uno de los aspectos desde las leyes debe considerar, mecanismos transparentes de gestión en toda la actividad pública. Controles, a su vez, que no serán enquistados en su permanencia en cuanto a su dirección y operativa vital.
Esto que consideramos, es sólo uno de los tantos items que favorece la corrupción.
Autor: Juan C. L. Rojas